La pérdida de erección o la dificultad para mantenerla, es decir la disfunción eréctil es el problema sexual que más preocupa y afecta a los hombres, que a menudo sienten como se tambalea su autoestima y su virilidad se ve en entredicho. Esto se debe en gran medida a la educación que recibimos, y los roles que nos suelen asignar desde que nacemos. Se suele presuponer que es el hombre el que debe proporcionarle el placer a la mujer y que además si las erecciones son más fuertes y duraderas el placer será mayor. Comentarios como “no hay mujeres frígidas sin hombres inexpertos” tampoco ayudan. Toda nuestra atención se suele centrar en los genitales y especialmente en la penetración.
Además a los hombres no se les educa para hablar de cuestiones emocionales o que puedan poner en duda su virilidad, con lo que una dificultad fácilmente solventable se puede convertir en un serio problema personal y de pareja que no se consulta, y que va deteriorando relación y la autoestima.
A todas estas cuestiones se le suman creencias y mitos que giran en torno a la sexualidad del hombre y la mujer, por ejemplo: “si mi pareja no tiene una erección es porque ya no le atraigo”, o si un hombre ve a una mujer atractiva desnuda automáticamente tiene que tener una erección, sino es que algo falla, o que los hombres siempre tienen ganas de mantener relaciones sexuales. En relación a las mujeres que el coito es la mejor forma de llegar al orgasmo, cuando el clítoris está fuera de la vagina y su única función es proporcionar placer. O que la mujer a de dejarse en manos del hombre, ya que es una especie de adivino, con poderes para saber qué es lo que nos gusta, cómo, dónde y cuándo tocarnos.
Una de las preguntas que siempre hago en consulta es: “¿para qué mantienes relaciones sexuales?” y la respuesta siempre suele ser: “para disfrutar, para pasarlo bien”. ¿Por qué entonces nuestras relaciones sexuales son como un examen o una prueba de rendimiento? Los exámenes no son divertidos. ¿Y para qué disfrutar de una pequeña parte del cuerpo si podemos disfrutar de todo el cuerpo? Si disfrutásemos sin presión, ni expectativas, por mero hecho de divertirnos y comunicarnos, cuantos problemas nos evitaríamos.
¿Cuáles son las causas de la disfunción eréctil?
Además de lo comentado, la disfunción eréctil puede deberse a:
- Causas orgánicas: las de mayor repercusión que pueden afectar al mecanismo de la erección son la diabetes, la hipertensión, la insuficiencia renal, la arteriosclerosis, la hiperlipidemia, las alteraciones hormonales, algunos fármacos (ej: antidepresivos, antipsicóticos, ansiolíticos etc.). También el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas afectan a la erección. A veces la pérdida de erección es un aviso, de otra patología como un problema cardiovascular. Por eso es muy importante consultar.
- También puede deberse a causas exclusivamente psicológicas, como son la ansiedad a la hora de mantener relaciones sexuales, de ser competente y poder satisfacer a la otra persona, el miedo a hacerlo mal o a perder la erección, la autoobservación, estar excesivamente pendiente de la erección, una preocupación excesiva por satisfacer a la pareja, la baja autoestima, la inseguridad y problemas psicológicos como por ejemplo la depresión. Y lo que denominamos “el rol del espectador” la persona se centra en las respuestas de su cuerpo y deja de prestar atención a los estímulos eróticos que producen la excitación, por lo que la erección se pierde. Hay quien incluso aprovecha la erección matutina si se produce, y se acortan los juegos, con lo que a la pareja no le da tiempo a excitarse.
¿Cómo puede tratarse la disfunción eréctil?
Sea de origen orgánico o no, siempre va a estar presente la parte psicológica (lo que pensamos, sentimos, miedos, inquietudes…), a veces solucionamos la parte orgánica pero el problema persiste por el miedo a fallar por ejemplo.
La terapia sexual es lo más adecuado, y cuanto antes busquemos ayuda mejor es el pronóstico y más rápidos los resultados. Si tenemos pareja lo ideal es poder acudir con ella, ya que siempre es una cuestión de dos y las dificultades sexuales se resuelven mejor en equipo. Si no tenemos pareja también se puede resolver y estar preparados para cuando queramos mantener una relación sexual.
En algunos casos es suficiente la terapia sexual, pero cuando llevamos mucho tiempo arrastrando el problema y la ansiedad y la angustia presentan niveles muy elevados, lo más efectivo es la terapia combinada con fármacos, con unos índices de éxito muy altos.
Hoy en día contamos con 3 fármacos con una eficacia y seguridad demostradas: Tadalafil, levitra y sildenafilo. Estos fármacos inhiben la acción de una enzima llamada fosfodiesterasa 5, esto hace que la musculatura lisa del pene se relaje, mejorando así la circulación sanguínea y la oxigenación ayudando a que tenga lugar la erección y a que se mantenga.
Por ejemplo, los efectos de la Viagra, comienzan a los 25 – 60 minutos una vez se toma, facilitando el que se produzcan erecciones durante las 5 horas siguientes, con una eficacia que puede mantenerse hasta las 12 horas. Una de las ventajas de estos fármacos es que para que ayuden a la erección tiene que haber estimulación sexual y deseo, y la erección desaparece cuando no hay estos estímulos o se finaliza la relación sexual.
Deben tomarse siempre bajo la supervisión del médico, porque pueden interaccionar con otras medicaciones, o estar contraindicados en algunos casos, por ejemplo si hay problemas cardiovasculares, cardiorrespiratorios o hipertensión.
¿Cómo se trabaja en terapia?
Se elabora la historia psicosexual, analizando las posibles causas, que provocan y mantienen el problema, trabajando sobre las actitudes, los miedos, los mitos, la autoestima y la seguridad. También se trabaja la relación con la pareja, la comunicación y la intimidad. Al principio se suprimen las relaciones con penetración y se abre el abanico de posibilidades, poco a poco (si es combinado, con ayuda de la medicación) vamos ganando control mediante técnicas de estimulación, y progresivamente nos vamos exponiendo a la relación con penetración siguiendo varias pautas. Cuando ganamos suficiente confianza y control se puede retirar la medicación (si es el caso) y las relaciones sexuales pueden mantenerse libremente. En este punto el paciente tendrá las herramientas necesarias para que si en algún momento puntual le vuelve a suceder pueda solventarlo y no vuelva a suponer un problema.
“A veces lo que parece un problema es una maravillosa solución para el crecimiento erótico y el bienestar sexual”.